El corazón hambriento como el mar. Festival SURGE. Teatro El Umbral de Primavera. Octubre 2020

lunes, 11 de marzo de 2024

La casa flotante

 


  Muchos de los hallazgos visuales que más me han sorprendido en un escenario, los he encontrado en propuestas de teatro para la infancia. También los momentos más poéticos los encuentro a menudo en el teatro para niños y niñas. Y muchas veces son estos espectáculos los que más niveles de lectura me ofrecen. La sorpresa y la imaginación, en manos de La Maquiné, se despliegan en esta producción como un arcoíris, nos empapan como ese diluvio universal que reúne a todos los animales en el arca de la niña Noé.


  Creo que es un motivo de gran alegría ver un teatro como el Mira, de Pozuelo de Alarcón (casi seiscientas butacas de aforo)totalmente lleno, con los peques disfrutando de lo lindo con esta puesta en escena maravillosa. Todo el diseño del montaje está cuidado al detalle: la iluminación, el movimiento escénico, la música, el manejo de los títeres que dotan de vida a esta historia eterna.
La casa flotante, como ocurría hace poco cuando pudimos disfrutar con otro de sus espectáculos, Estación Paraíso, renueva nuestra admiración por esta compañía andaluza, que es garantía de arte y sensibilidad en cada uno de sus proyectos.




miércoles, 10 de mayo de 2023

Vacío

 


El diccionario de la Real Academia recoge hasta catorce acepciones de la palabra vacío. Creo que con varias de ellas ha debido jugar Rosa Díaz, La Rous, para componer este sensible retrato personal. Y creo también que, en algún momento, tuvo que asomarse al vacío, vencer miedos y autocensuras. Sabemos que lo hizo con el consentimiento de su propia hija, tal y como nos confesó ayer tras la cálida y merecida ovación que recibió al finalizar su actuación. Enteramente comprensibles, por tanto, los gestos de emoción descubiertos en más de un espectador al encenderse las luces de sala.
Un escenario vacío se llena y nos invita a viajar junto a una madre y su hija recién nacida. Dos historias paralelas que se van trenzando conforme la niña va creciendo. Hallazgos visuales tejidos con mucho amor, que crean imágenes emocionantes y que desembocan en ese extrañamiento abrupto que, a veces, supone la adolescencia.

En ocasiones, una idea sencilla pero cargada de sentido puede tener más impacto emocional que el efecto más rebuscado y cargado de tecnología. Así, el momento en que la madre descubre, en forma de post-it, los sentimientos reales de su hija, el descarnado diario de su dolor, construye una escena donde la acción hace que nuestro corazón se encoja y empaticemos con ese horror vacui al que la autora/personaje hubo de enfrentarse. De nuevo otro vacío, el que provoca la depresión, esa enfermedad que se reproduce de un modo casi invisible. La enfermedad mental, hasta hace poco, ha sido un tema tabú que las propias familias de los afectados trataban de ocultar. También desde el mundo del arte se ha tratado de forma banal y poco respetuosa en muchas ocasiones. Pero poco a poco esto va cambiando, ya se encuentra en el foco del debate público y las personas afectadas pueden obtener más escucha y apoyos que en épocas anteriores.
Por todo esto, espectáculos como "Vacío" solo pueden provocar gratitud. Por lo generoso de su propuesta, por lo valiente que es y, sobre todo, necesaria. Y además, dirigido todo ello a un público familiar. Hablar a los niños y adolescentes de las cosas importantes de la vida nunca debería ser motivo de anatema. Porque si se hace con este respeto, donde además del dolor también transitan la ternura, la risa, el juego y la imaginación, se contribuirá siempre a construir una sociedad mejor y esos niños se convertirán en personas adultas más sensibles y empáticas.
Y, recuerdo para terminar; toda esta historia se transfiere a través de un títere, esa magnífica herramienta artística que pone voz donde la voz humana no llega.





 




 

miércoles, 5 de abril de 2023

Teatralia 2023. Títeres y objetos


Durante el recién finalizado mes de marzo se celebró, un año más, el festival Teatralia. Son ya veintisiete ediciones acercando a distintos escenarios madrileños producciones escénicas dirigidas a todos los públicos. Sobre esto, recomiendo leer la presentación que hace su directora Lola Lara. Realiza una interesante reflexión y finaliza apelando a lo que Michael Ende denominó “el eterno infantil” para exponer su convencimiento de que no existe un abismo entre el niño que fuimos y el adulto que somos. Decía que las preguntas esenciales de la humanidad ya se formulan en la mente infantil y que mientras una persona adulta no cae en la banalidad o en una total “a-creatividad”, sigue vivo el niño que fue.
De entre toda la programación que se ha podido disfrutar, voy a destacar los espectáculos de títeres y objetos, que no han sido pocos este año. Su presencia constata la relevancia que el lenguaje de la marioneta y el títere tiene ya por derecho propio dentro de las artes escénicas y es motivo de alegría ver como esto se refleja a la hora de programar un festival de estas características.
Entre las compañías extranjeras que nos han visitado se puede nombrar a String Theatre, con sede en Londres, que ofreció la obra "El viaje del agua". Una propuesta sin texto, donde un anciano y un grupo de animales deben comenzar un viaje en busca de refugio tras sufrir las consecuencias de una inundación. Un montaje que contiene un mensaje de solidaridad, amor y esperanza. También se puede nombrar a la compañía de origen franco-noruego Plexus Polaire y su espectáculo "Drácula. Lucy's dream" en la que ponen el foco en los personajes femeninos de la obra utilizando marionetas de tamaño real, especialidad del grupo.

 
String Theatre. "El viaje del agua"

Plexus Polaire. "Drácula. Lucy's dream"

Además se pudo ver un espectáculo unipersonal muy sugerente titulado "Kreise (Círculos)" de los alemanes Helios Theater; la adaptación que los daneses Teater Refleksion hicieron de "Romeo y Julieta"; los mexicanos Mondo Meraki volvieron a traernos a Madrid su "Magdalena, la otra Frida" sobre la infancia de Frida Kahlo; la compañía francesa Compagnie Bitonio nos ofreció su "Pequeñas fábulas"; y la portuguesa Formiga Atómica sorprendió con un profundo e imaginativo "Así está el mundo/Cuando despiertes" que reflexiona sobre las consecuencias de nuestras acciones sobre el cambio climático.

Helios Theater. "Círculos" 


Teater Refleksion. "Romeo y Julieta"

Mondo Meraki. "Magdalena. La otra Frida"

   
Compagnie Bitonio. "Pequeñas fábulas"
                      
Formiga Atómica. "Así está el mundo/ Cuando despiertes"

El lenguaje de los objetos también estuvo presente en propuestas como "Shoes" de las belgas La Tête à l'Envers o "Un océano de amor" de los franceses La Salamandre.

La Tête à l'Enverse. "Shoes"

La Salamandre. "Un océano de amor"

De la mano de los objetos comienzo a nombrar las compañías madrileñas participantes en esta edición. La artista Patricia Ruz, con su compañía Milímetro, presentó una de las partes de su díptico compuesto junto a Alberto Romera. Se trató de "Ciudades I (Paisajes en construcción)", de las dos piezas de esta serie la que se dirige a la primera infancia. Con diseño de escenografía y objetos a cargo de Ricardo Vergne, pudimos ver "Lua" de Voilà Producciones, hablándonos del miedo a lo desconocido. Siguiendo con la familia Vergne, la compañía El Retablo presentó su última creación, "Mermelhada", sobre un mundo de hechizos, magia y amistad. También pudimos disfrutar de nuevo con la premiada "El viaje de Isabela" de La Tartana Teatro, puesta en escena que parte de "La española inglesa" de Cervantes y que encuentra un envoltorio idóneo en la música en directo que interpreta Ana Sánchez-Cano Jimeno.

 
Milímetro. "Ciudades I (Paisajes en construcción)"

Voilà Producciones. "Lua"

El retablo. "Mermelhada"

La Tartana. "El viaje de Isabela"

Del resto del estado español llegaron diversas propuestas como "Con un kilo de harina", de la Compañía Fernán Cardama; "El cielo de Sefarad", de los andaluces Claroscuro, sobre la expulsión del pueblo sefardí;" Kumulunimbu", de la compañía catalana Ortiga; o, por último, "La Maleta", donde los menorquines Minúcia Teatre mezclan los lenguajes del clown y los objetos.

 
Compañía Fernán Cardama. "Con un kilo de harina"

Claroscuro. "El cielo de Sefarad"

 
Ortiga. "Kumulunimbus"

Minúcia Teatre. "La Maleta"

Todos estos espectáculos demuestran la riqueza del mundo del títere, la marioneta y el objeto. Una variedad de perspectivas, de miradas, en las que el hecho artístico se traduce en puestas en escena que mantienen y renuevan una tradición que sigue fascinando a los nuevos públicos de hoy en día.


















         

    







viernes, 18 de marzo de 2022

CASA

 


  Tras su estreno el pasado diciembre en el Teatro Lliure de Barcelona y su posterior paso por el LAVA de Valladolid, la última producción de la compañía Cross Border recaló en el madrileño teatro de La Abadía.
  Ya antes de acceder a la sala podemos hacernos a la idea de los mimbres que trenza Lucía Miranda, dramaturga y directora de la pieza, para la creación de este espectáculo. Al acercarse el público a la entrada del teatro se le entrega un trozo de papel donde cada persona debe escribir qué significa para ella el término "Casa". Posteriormente, durante la representación, algunas de esas citas serán leídas por los personajes, haciendo del hecho teatral algo comunitario, voz del aquí y del ahora.
  Y es que nos encontramos ante una propuesta de teatro documental, verbatim como ellos mismos añaden (que significa, literalmente, palabra por palabra). Al comienzo de la representación advierten que, aproximadamente, el 95% de lo dicho sobre el escenario se trata de una transcripción literal de parte del material grabado por Miranda en las cuarenta entrevistas que realizó a otras tantas personas sobre el tema central de la obra. El resto se trata de lo escrito por la dramaturga para poder entrelazar las historias de los distintos personajes sobre la escena.


  A nivel dramatúrgico enseguida se ven los pespuntes que aguantan el tejido escénico y, aunque al principio parece que el tapiz se va conformando de manera demasiado mecánica y fragmentaria (riesgo siempre presente en las propuestas que entrelazan distintos cuadros, en principio, independientes entre sí) el telar se va engrasando conforme avanza la pieza. La cuestión es que, como documento, todas las palabras dichas en la obra tienen valor, pero como literatura dramática no siempre enganchan al espectador. La escritura teatral tiene su sentido si puede decirse en un escenario, pero lo dicho por un ciudadano/a no tiene por qué funcionar sobre las tablas. Y a mí, al principio, me costó un poco entrar en la historia, a pesar de que aluda a uno de los principales problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad.
  Sin embargo, y a pesar de que tampoco se profundiza demasiado ni la denuncia apunta directamente a ninguna diana, todo va creciendo, adquiriendo esa vida real que se presuponía por su carácter documental. Y principalmente esto sucede porque el elenco está soberbio, sus interpretaciones se llenan de verdad y hacen pasar la función a otro nivel. Pilar Bergés, César Sánchez, Macarena Sanz, Efraín Rodríguez Ángel Perabá consiguen, en un despliegue interpretativo que asombra, encarnar cada uno de ellos a cuatro, cinco personajes que van y vienen, que transmutan rápidamente al pasar de una escena a otra. Consiguen que empaticemos con los protagonistas de estas historias, que realmente sintamos sus penurias, que sepamos que sus problemas son los nuestros, los de todos.


En definitiva, tras un comienzo algo titubeante, finalmente el espectáculo conmueve y todo lo que ha ido hilándolo adquiere su sentido. Y toda su envoltura, escenografía, iluminación, música, proyecciones, lo dota de una magia que provoca la simbiosis entre teatro y documental, para dar a luz un lenguaje con entidad y significado propio.
  El arte de la marioneta también se asoma en el escenario, y me hace ilusión saber que han contado con el asesoramiento de nuestro compañero Manuel Román.
  Anuncian gira nacional para el próximo otoño, os recomiendo estar atentos.



  






lunes, 7 de marzo de 2022

Palabras de caramelo

 


  Hace una semana tuvimos la suerte de que el Centro del Títere de Alcorcón recuperara esta bella pieza de la compañía Títeres María Parrato. La obra, basada en el libro de mismo título del autor valenciano Gonzalo Moure, obtuvo el premio Mejor Espectáculo en FETEN 2009 (ex aequo con "La casa del abuelo" de La Rous).
  Quien conozca alguna de las obras creadas por el grupo segoviano sabe que, aunque pasen los años, la huella que dejan permanece. Todavía me emociona recordar cuando les descubrí con otro de sus montajes, "No te asuste mi nombre". Se quejaba María José Frías, alma máter de la formación, en un encuentro programado en la pasada edición del festival Titirimadroño, de que habían debido enfrentarse en muchas ocasiones al comentario de "esto no es para niños". Aquella misma tarde también definió su forma de trabajar, de construir sus espectáculos, como "laboratorio de proceso vital". Me parece una preciosa manera de afrontar el hecho creativo y, conociendo sus propuestas escénicas, totalmente adecuado al resultado lírico y profundo que consiguen. Puedo asegurar que el niño que llevo dentro no deja de sonreír y emocionarse ante sus hallazgos. También pude comprobar que a las niñas y niños que se sentaban delante mía viendo el otro día "Palabras de caramelo" les ocurría exactamente lo mismo. Hay vida más allá de los CantaJuegos.
  María José pisa la arena de un campamento saharaui, nos dice "hay una historia, hay una historia". El viento del desierto la despliega y la pone ante nosotros. La historia de Kori, un niño sordo que aprende a leer los labios y, así, encuentra un amigo en Caramelo, un camello que se convierte en dulce compañía. Una historia de amistad y de crecimiento en la vida.
  Podría parecer que el uso de los diferentes elementos que van transformando la escena, la utilización de objetos cotidianos, en número reducido y calidad casi rudimentaria, fueran sinónimo de puesta en escena y manipulación sencilla. Sin embargo, detrás de todo ello se adivina un gran trabajo técnico, preciso, meticuloso, desbordante de imaginación y de verdad. 



  La compañía recibió en 2016 el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud. Un reconocimiento a una trayectoria poco común en este país, pero que debería ser ejemplo de rigor y sensibilidad en el trabajo teatral dirigido a los más pequeños.






viernes, 11 de febrero de 2022

Nise, la tragedia de Inés de Castro

 


  Podríamos nombrar acontecimientos de nuestra historia reciente y tratar de trenzar analogías con lo que sucede en esta tragedia anclada en hechos reales acontecidos en el siglo XIV. Sería posible relatar capítulos actuales que nos retratan como sociedad, como país, y comprobar que siempre seremos un reflejo que viene proyectado a través de los siglos. Pero tras asistir en el Teatro de La Abadía a este bello espectáculo de la compañía Nao d'amores, a un servidor solo se le antoja compartir la sensación de maravilla que se me quedó en el cuerpo. La sala Juan de la Cruz del teatro madrileño es un marco idóneo para esta puesta en escena, cuya dramaturgia nace de las obras "Nise lastimosa" y "Nise laureada", de Jerónimo Bermúdez (1530-1599). Todo el trabajo de investigación, el equipo multidisciplinario que forma la compañía, el rigor y el talento se ponen al servicio de una puesta en escena donde lo fundamental es el disfrute del hecho teatral, auténtico goce en este caso.
  Manejar el repertorio clásico y que el resultado sea algo totalmente contemporáneo. Tiene algo de brechtiano este montaje, tanto en la forma como en el fondo. Sobre todo en su arranque, en el que el espectador experimenta el extrañamiento que facilita una perspectiva sobre lo que está sucediendo en el escenario. Unas interpretaciones de gran nivel, la música en directo y el diseño de iluminación que crea la atmósfera adecuada a la perfección, consiguen que nos sumerjamos en los conflictos y que sigamos sorprendiéndonos con una historia antigua como el tiempo.


  La terrible historia de Inés de Castro. Lo real se funde con la leyenda para convertirla en rainha despois de morta, la reina después de muerta. Y terminamos emocionándonos, regresando a los conceptos aristotélicos, y toda la obra es un fluir de sensaciones. La escenografía, el vestuario, todo construido sobre conceptos muy esenciales pero cargados de simbolismo. Sufrimos ante la injusticia que sufre la protagonista, su discurso exculpatorio ante el rey portugués Alfonso IV es de una belleza sublime; nos revolvemos por la crueldad de quienes pretenden y consiguen su muerte; nos admiramos ante la magia de sentarla en el trono y coronarla reina por reivindicación de justicia de su amado el infante Pedro.
  El terror de Estado, lo arbitrario de la Justicia, la condena que recae en la mujer solo por serlo. Temas que, como decía al principio, entroncan con la realidad de nuestros días; sobre los que uno puede reflexionar después de la función, en casa tranquilamente. Pero sentados en la butaca del teatro esta pieza nos procura la sensación de estar viendo algo mágico y la catarsis esperada se produce. La que no se olvida, la que cala hondo.




jueves, 23 de diciembre de 2021

Nube Nube

 


  Era una tarde en la que parecían arreciar los nubarrones de la preocupación. Este tiempo tan cambiante puede provocar marejada en cualquiera, es cierto. Por fortuna, Luz y Marcello tenían el remedio para que olvidáramos estas preocupaciones y ayer nos brindaron una historia entrañable. Estos mágicos personajes, como mágico es el mismo amor, se conocen por accidente. Y nunca mejor dicho; pero un accidente lleno de ilusiones y buen humor.
  Periferia Teatro realiza en Nube Nube un trabajo de trazos poéticos, siempre estucado con risa y sonrisa. Los amores imposibles también pueden revestirse de ternura. 




  Cada detalle está muy cuidado, y se agradece, tanto en la parte estética como en la manipulación e interpretación. Mariso e Iris nos llevan por la historia creando el clima adecuado para su desarrollo; además de geniales titiriteras, no descuidan sus facetas narradora y de actriz (me gustó, especialmente, el cuidado puesto en las voces) y llegan a descubrirse como estupendas maestras de ceremonias del circo donde los protagonistas se reencuentran.
  Los cincuenta minutos del espectáculo se nos pasan entre nubes, sin enterarnos, y nos muestran que a pesar de las tormentas que podamos encontrar, el verdadero amor siempre es refugio y siempre nos ofrece su capacidad de comprender.

  

viernes, 5 de noviembre de 2021

La pasión de Jarret

 


  Los jarretistas estamos de enhorabuena 
por la llegada de estos lúcidos profetas,
que con humor toligo pinchao en vena
expanden su palabra como si fueran saetas.
Estos profetas lo son también en su tierra,
las fértiles tierras toligas del amor,
y ningún proselitismo antes tuviera
ni una millonésima parte de su valor.
Evangelizan desde el escenario
con el credo de Jarret, nuestro Señor,
para que en este mundo mísero y precario
reine sobre todas las cosas el verdadero amor.
Y no predican solos en el desierto
pues no es desierto un vergel de carcajadas,
ya que somos muchos sus fieles, es cierto,
y con la risa nuestras almas eSTAN abrazadas.
No llames MOCHALES a estas pasiones,
que aGONizan SOLO si faltas a la eucaristía,
un ESTERtor amoroso creador de vocaciones
como el del ABAD que enciende la homilía.
Pecadores, deslumbraos con este peNACHO viril,
será vuestra luz, vuestra guía, 
un faro IBÉRICO, un gran candil,
alabemos todos que ya llegó el gran día.
Oh, hermanos, hay que ir siempre a más,
tal y como dice Jarret, nuestro maestro,
siempre acudir a más bolos de Toligos Teatro, tris tras,
ni lo ves ni lo verás, que al agnosticismo defenestro.











 

miércoles, 27 de octubre de 2021

El bar que se tragó a todos los españoles / El Ministerio que se tragó a todos los técnicos

 


  El pasado veintitrés de septiembre teníamos previsto ver en el madrileño Valle Inclán uno de los éxitos de la pasada temporada, prorrogado al comienzo de esta en la que nos encontramos. Éramos conscientes desde tiempo atrás que la rentrée de este año estaría marcada por las movilizaciones de los técnicos del INAEM. De este modo acudimos al teatro sabiendo que, seguramente, la huelga anunciada por los mismos no se desconvocaría y que, como finalmente sucedió, la función se cancelaría.
  Todo lo que rodea este conflicto nos da la medida del país en el que vivimos y lo desconocido que resulta para todo el mundo, incluida la propia Administración, el trabajo de quienes se levantan cada día para sustentar nuestra cultura. Las bases que rigen la convocatoria de oposiciones para los técnicos de nuestros teatros públicos son un auténtico despropósito, expulsan a muchos profesionales que durante años y años han ido encadenando contratos temporales y demuestran no conocer en absoluto el sector que están condenando.


  En el colegio siempre se tildan de "marías" las asignaturas a las que no se da importancia para el currículo escolar, aquellas por las que nadie se preocupa. Algo así sucede en este país con el Ministerio de Cultura (actualmente Ministerio de Cultura y Deporte), una "maría" a la que no se da importancia alguna y cuyos titulares han demostrado a lo largo de los tiempos completo desconocimiento de su cartera. Las declaraciones del actual Ministro, Miquel Iceta, a quien la patata caliente le ha caído sin que tenga ni idea de dónde le han metido, son sonrojantes. La demanda interpuesta contra los técnicos, alegando ilegalidad en los paros, supone directamente violencia contra los trabajadores. Afortunadamente, esto último parece haberse solucionado con el acto de conciliación firmado por las partes en la Audiencia Nacional. 
  Todos los técnicos afectados poseen formación específica para sus puestos de trabajo, muchos de ellos a través de los cursos impartidos por el Centro de Tecnología del Espectáculo, dependiente del propio INAEM, pero que son enseñanzas no regladas. Y ahora resulta que esa formación no les permite presentarse a las oposiciones porque se les exige estar en posesión de un título de Grado Superior FP. Tampoco les cuenta para nada la experiencia acumulada. Eso sí, en un futuro podrían trabajar en sus puestos personas sin ninguna experiencia en teatros, ya que no existe una titulación específica para las labores técnicas de los espacios escénicos. Con la gravedad de que la Secretaría de Estado de Función Pública, encargada de convocar los procesos selectivos, publicó las bases con un informe del INAEM que les advertía del problema que se iban a encontrar si no se modificaban. 
  Un auténtico disparate. Las movilizaciones continúan, siguen convocándose paros y se están suspendiendo estrenos y funciones en todos los espacios dependientes del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. Y, de momento, la Administración se niega a modificar nada y la convocatoria de empleo público continúa adelante. Veremos cómo acaba todo. Por ahora, apoyemos a los técnicos y técnicas en su lucha, que es la de todxs.


  Y aunque no lo parezca, no me olvido de que había abierto esta página de mi diario para hablar de la última obra de Alfredo Sanzol, que pude ver finalmente unos días después del primer intento. Primera pieza que escribe y dirige como director del centro Dramático Nacional, con un diseño de producción en el que todos los recursos de que dispone se justifican en una puesta en escena brillante. Una historia que retrata a lo largo de tres horas lo que este país ha sido y lo que sigue siendo, puesto que somos la herencia de aquella sociedad que retrata, la que se construyó con el silencio como banda sonora. 
  El desarrollo de la función se interrumpe con un intermedio que, a mi modo de ver, distingue dos partes diferenciadas en la narración dramática. Personalmente, con toda la primera parte, no podía dejar de sentir admiración por una dramaturgia precisa, elegante y divertida. La historia del protagonista, sacerdote que quiere colgar los hábitos para comenzar a elegir su propia vida, avanza con un humor fino, inteligente, trufado de hondas reflexiones de cariz existencialista, también de tono poético y de carácter político. El texto es de una riqueza que impresiona, arrastra al espectador que disfruta entre risas y suspiros.
  Sin embargo, en la segunda parte creo que la obra deriva, sobre todo en toda la parte que transcurre en Roma, en un humor de trazo grueso que al final cansa por exagerado y que termina provocando la sensación de estar viendo otra obra distinta. Al final del espectáculo no pude dejar de sentir una pequeña decepción al desinflarse el entusiasmo que había sentido durante más de la mitad de su duración. Se pierde un poco la poesía y la reflexión anteriores en el bosque de carcajada gruesa en que se convierte el tramo final del montaje. 
  Aún así, estoy deseando poder leer el texto, publicado en libro, para disfrutar con calma algunos pasajes que son absolutamente maravillosos, como es, por ejemplo, el momento en que se habla de la libertad y se la relaciona directamente con el concepto de responsabilidad. Literatura dramática de muy alto nivel.


  Destacar también al elenco, todo él en estado de gracia y que nos brinda unas interpretaciones de quitarse el sombrero. Si una obra tan superlativa como esta se sostiene, es gracias a la autenticidad que imprimen sus actuaciones.
  Ojalá el amor y el entusiasmo que muchos sentimos por el teatro y la cultura en general se contagiara entre nuestros gobernantes. Que aquel país de charanga y pandereta que describía Antonio Machado en su poema "El mañana efímero", quedase atrás. Que la fuerza del silencio que denuncia Sanzol no siguiera reprimiéndonos. Ojalá.
  


  




jueves, 21 de octubre de 2021

Conservando memoria

 


  Cuando yo era niño, todos los años mis padres, junto a unos tíos míos, se desplazaban a la Ribera Navarra para comprar pimientos del piquillo. En aquella época la producción todavía no se había deslocalizado a China o Perú, y así, un sábado o un domingo, iban desde Pamplona hasta Lodosa o Mendavia para volver con los coches cargados de esta rica hortaliza. En los días siguientes se asaban los pimientos en casa, nuestro piso se impregnaba de ese aroma maravilloso que fluye al hacerlo. Después de asados se pelaban a mano, se retiraban las semillas y el pedúnculo y se embotaban para conservarlos durante la temporada. 
  Todo esto que acabo de describir pertenece al recuerdo. Poco a poco, el encuentro en torno a la mesa de una cocina, lo manual, lo ritual, se ha ido perdiendo. Lo frenético de nuestro actual modelo social ha ido invadiendo nuestras vidas, parece que solo lo inmediato tiene sentido; detenerse en las cosas, en los momentos, parece algo del pasado. Me gustaría pensar que el encuentro en torno al escenario de un teatro perpetúa la necesidad real que tenemos de compartir; la verdadera, no la impuesta por las redes sociales, redes en las que es fácil quedarse atrapado, auténticas redes de arrastre.



  Partiendo de la idea de embotar los recuerdos del pasado nace "Conservando memoria". Meter los recuerdos, literalmente tal y como ellos mismos dicen, en botes de cristal para su conservación: de conservare, para que permanezcan con nosotros. Un juego escénico de El Patio Teatro que se despliega como auténtico poema visual, pero que no se queda solo en la delicadeza estética con la que se ejecuta. Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López crean esta pieza como un ritual de despedida. Trenzando los recuerdos de los cuatro abuelos de Izaskun, erigieron el espectáculo como un homenaje antes de que estos ya no estuvieran. A través del lenguaje de los objetos, de lo pequeño, de lo manual, se transita de lo personal a lo colectivo, un homenaje a una generación con el que cualquiera puede sentirse identificado y emocionarse.
  Siempre pienso en esa línea invisible que nos une con el pasado y este espectáculo consigue dar puntada con hilo sobre ella. Y lo hace con un hilo realmente valioso, ya que su significado no se limita al interés propio, no esconde nada, y la desnudez de su intimidad acaba hilvanando los recuerdos de todo el público asistente.



  



  

  

  

miércoles, 6 de octubre de 2021

El inicio de un verano

   Estamos ya en pleno tiempo otoñal pero, aún así, quiero hoy recordar el inicio del verano que se evaporó hace unas pocas semanas. 

  Tras un 2020 que nunca olvidaremos, es cierto que el presente año no ha terminado de mejorar las graves situaciones provocadas por aquel. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, la llegada del verano nos animó a dejarnos empujar por la vida, a buscar de nuevo el disfrute de lo que se nos había privado durante tanto tiempo. En mi caso, viajar por las carreteras españolas y hacerlo para presenciar dos de los festivales de teatro más importantes de este país. Primero el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y, una semana después, el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. 

 

  Viajar a Extremadura siempre es motivo de gozo; sus paisajes, sus gentes, su rica gastronomía... Muchas veces, hablando con amigos que también tienen una especial querencia por esta región, coincidimos en que es una gran desconocida y que mucha gente tiene una idea muy equivocada de cómo es en realidad. Yo siempre animo a conocer esta comunidad autónoma, con muchos lugares de interés para conocer y de una gran diversidad.
  Mérida, su capital, fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993. Es una ciudad viva, con un patrimonio artístico y cultural impresionante y que invita a callejear y descubrir rincones que no aparecen en las guías turísticas. La bella ribera del Guadiana, ejemplarmente acondicionada, otorga la posibilidad de disfrutar del paseo; los restos arqueológicos, tan bien conservados, permiten un viaje en el tiempo que ensancha nuestra mente. 
  Como curiosidad, os muestro unas fotos que hice del Pórtico del antiguo Foro Municipal de Augusta Emerita, construido a mediados del siglo I a imagen y semejanza del Foro de Augusto en Roma. Y, lo curioso, es que la imagen que representa al Festival de Teatro Clásico no procede del Teatro Romano, como podría pensarse, sino de este edificio. 


  En concreto, la imagen del medallón representa a Júpiter-Amón y es la que podemos ver reproducida en el diseño gráfico del festival.
  El fin de semana que estuvimos en Mérida se programó el espectáculo "Los dioses y el dios", trabajo muy libre de Rafael Álvarez El Brujo a partir de la obra "Anfitrión", de Plauto. El Brujo es ya un género teatral en sí mismo; le he visto actuar en varias ocasiones, pero la primera de ellas fue sobre el escenario de la Escuela Navarra de Teatro, en Pamplona. Eran mis tiempos de iniciación en el teatro, estudiaba en la Escuela y cada fin de semana disfrutaba con los espectáculos programados en su sala. Fue allí donde descubrí sobre las tablas a este cómico, que sabe meterse al público en el bolsillo como nadie. 

 

  Veinticinco años después sigue en forma, eso está claro. Pero también es cierto que la sorpresa va desapareciendo conforme más veces le ves, y quedan muy a la vista los remiendos que componen el traje. Por un lado su vis cómica, indiscutible, y por otro, la profundidad humanística con la que alterna su propuesta. Y siempre, marca de la casa, aprovechando al vuelo cualquier noticia de actualidad para insertarla en su recital. Todo esto se repite en cada una de sus obras e, incluso, él mismo hace chanza con ello jugando a no tener claro si está representando Anfitrión, el Quijote o el Lazarillo de Tormes.
 Desde luego, hay momentos en los que la risa se destapa de verdad y, también, momentos de honda reflexión en los que dice verdades que nunca hay que dejar de recordar. Pero al mismo tiempo aparece, en ocasiones, un tipo de humor que en este país ya debería estar superado y que no entiendo cómo puede gustar todavía (claramente machista). Y lo repetitivo y alargado de algunas improvisaciones (la mofa a la Oficina del Español, del chaquetero Toni Cantó) cansan y añaden minutos al espectáculo innecesariamente. Una fiesta del teatro en cualquier caso, y más si se celebra en un marco tan impresionante como el Teatro Romano de Mérida. El mismo día que estuvimos viendo a El Brujo, lo visitamos al mediodía y su magia te transporta realmente en el tiempo.

 

  El fin de semana siguiente nos trasladamos a Almagro, bella población castellana que nos sumerge en nuestro fecundo Siglo de Oro. Y del mismo modo que viajamos del teatro greco-latino al de nuestros autores renacentistas y barrocos, yo me reencontré de nuevo con mis comienzos escénicos en un viaje de ida y vuelta. El caso es que, este año, la comunidad autónoma invitada por el Festival ha sido Navarra y, de este modo, varias producciones procedentes de mi tierra natal viajaron hasta este enclave histórico. 


  Coincidir con compañeras que presentaron sus trabajos en Almagro me hizo especial ilusión, y más este año, con todas las dificultades que se han pasado y lo que suponía volver a salir de gira. Mis amigas de Pasadas las 4 y de T'Diferencia Teatro mostraron sus espectáculos "El burlador sin sardina" y "Laberinto de Juana Inés", algo de lo que enorgullecerse y que da muestra de la gran cantera teatral que supone la Escuela Navarra de Teatro en aquella comunidad. 
  Completamos la visita a Almagro recorriendo su Museo Nacional del Teatro, un recomendable paseo por la historia de las artes escénicas al que, seguro, regresaremos en un futuro.

  Y ahora, tras compartir estos recuerdos desde el revuelto otoño, tan solo nos queda esperar que vuelvan muchos, muchos más veranos.
  



  



 


 




viernes, 10 de septiembre de 2021

Titirimundi. La dernière danse de Brigitte

 


  La semana pasada vivimos una nueva edición de Titirimundi, en la ciudad de Segovia. Una cita imprescindible incluso en las actuales condiciones en las que el festival debe realizarse. Si ya los protocolos a aplicar, motivados por la pandemia, restan un poco al espíritu del encuentro (hay menos ambiente callejero), la organización ha debido enfrentarse este año a un recorte del presupuesto asignado por la Junta de Castilla y León de 85.000 euros. Aún así, lo han conseguido sacar adelante con gran esfuerzo comprimiendo el festival a cuatro días, con una programación de gran calidad y obteniendo una respuesta del público estupenda. Titirimundi es un pulmón para esta hermosa ciudad castellana, y todos agradecemos que nos hayan hecho respirar arte, creatividad y diversión.


  Pudimos disfrutar de espectáculos que se habían desdoblado visitando también Madrid, en el Teatro de Títeres de El Retiro, como los del húngaro Bence Sarkadi o los de Teatro Matita, de Eslovenia. Tampoco faltaron clásicos del festival como "El circo de las pulgas" y para todos sus seguidores, que somos muchos, La Chana estrenó aquí su nuevo espectáculo, "Balada para una revolución".
  
  El título que encabeza esta entrada es el del espectáculo de la compañía Zero en conducta, que llevaron a cabo sobre el escenario del bello Jardín del Seminario. Una propuesta en la que se aúna el lenguaje de los títeres y teatro de objetos con el de la danza, seña característica de este grupo, y que con un aire melancólico deja fluir muchas sonrisas entre los asistentes.
  Un montaje en el que cada detalle está cuidado con mucho esmero tanto en el baile, actuación y manipulación, como en el diseño de producción. Una anciana Brigitte recuerda su pasado como bailarina, una serie de imágenes vuelven a ella y se encarnan a la vista del público. Una bella reflexión sobre el paso del tiempo, la importancia de nuestras vivencias y anhelos y el reconocimiento de que, a pesar de que nuestro paso por la vida tiene un final siempre tiene sentido. Personalmente me encantó la doble manipulación de la Brigitte niña, donde las técnicas del títere y de danza contact se fundían. Para despedida, Brigitte se anima y marca el aplauso de los asistentes a ritmo de scratch sobre el viejo gramófono, dejándonos la sensación de haber presenciado una emocionante historia.
  
Para terminar, solo queda añadir ¡larga vida a Titirimundi! Ojalá sigamos teniendo festival por muchos años y sigamos emocionándonos con todas las propuestas que su equipo nos brinda.