El corazón hambriento como el mar. Festival SURGE. Teatro El Umbral de Primavera. Octubre 2020

viernes, 11 de febrero de 2022

Nise, la tragedia de Inés de Castro

 


  Podríamos nombrar acontecimientos de nuestra historia reciente y tratar de trenzar analogías con lo que sucede en esta tragedia anclada en hechos reales acontecidos en el siglo XIV. Sería posible relatar capítulos actuales que nos retratan como sociedad, como país, y comprobar que siempre seremos un reflejo que viene proyectado a través de los siglos. Pero tras asistir en el Teatro de La Abadía a este bello espectáculo de la compañía Nao d'amores, a un servidor solo se le antoja compartir la sensación de maravilla que se me quedó en el cuerpo. La sala Juan de la Cruz del teatro madrileño es un marco idóneo para esta puesta en escena, cuya dramaturgia nace de las obras "Nise lastimosa" y "Nise laureada", de Jerónimo Bermúdez (1530-1599). Todo el trabajo de investigación, el equipo multidisciplinario que forma la compañía, el rigor y el talento se ponen al servicio de una puesta en escena donde lo fundamental es el disfrute del hecho teatral, auténtico goce en este caso.
  Manejar el repertorio clásico y que el resultado sea algo totalmente contemporáneo. Tiene algo de brechtiano este montaje, tanto en la forma como en el fondo. Sobre todo en su arranque, en el que el espectador experimenta el extrañamiento que facilita una perspectiva sobre lo que está sucediendo en el escenario. Unas interpretaciones de gran nivel, la música en directo y el diseño de iluminación que crea la atmósfera adecuada a la perfección, consiguen que nos sumerjamos en los conflictos y que sigamos sorprendiéndonos con una historia antigua como el tiempo.


  La terrible historia de Inés de Castro. Lo real se funde con la leyenda para convertirla en rainha despois de morta, la reina después de muerta. Y terminamos emocionándonos, regresando a los conceptos aristotélicos, y toda la obra es un fluir de sensaciones. La escenografía, el vestuario, todo construido sobre conceptos muy esenciales pero cargados de simbolismo. Sufrimos ante la injusticia que sufre la protagonista, su discurso exculpatorio ante el rey portugués Alfonso IV es de una belleza sublime; nos revolvemos por la crueldad de quienes pretenden y consiguen su muerte; nos admiramos ante la magia de sentarla en el trono y coronarla reina por reivindicación de justicia de su amado el infante Pedro.
  El terror de Estado, lo arbitrario de la Justicia, la condena que recae en la mujer solo por serlo. Temas que, como decía al principio, entroncan con la realidad de nuestros días; sobre los que uno puede reflexionar después de la función, en casa tranquilamente. Pero sentados en la butaca del teatro esta pieza nos procura la sensación de estar viendo algo mágico y la catarsis esperada se produce. La que no se olvida, la que cala hondo.