El corazón hambriento como el mar. Festival SURGE. Teatro El Umbral de Primavera. Octubre 2020

lunes, 23 de marzo de 2015

Saba


                           
  En este video podéis ver una promo de Saba, la coreografía que nombraba en la entrada anterior. Siempre he pensado que me encantaría ser programador para poder contratar propuestas como ésta. Os dejo a continuación el enlace de la distribuidora que lleva a la Compañía Lali Ayguadé, donde podéis obtener información interesante sobre otros montajes tanto de este grupo como de otros.

 http://www.rotativaperformingarts.com/

lunes, 16 de marzo de 2015

ONE TO ANOTHER de CobosMika + SABA SEEDs de Lali Ayguadé


  Tarde de danza contemporánea ayer domingo en el teatro La Gorga, de Palamós. La compañía residente CobosMika continúa con la encomiable labor de construirse una sólida trayectoria, tanto en su vertiente como escuela como en la de grupo profesional, confirmada con su presencia en muchos escenarios europeos. En esta ocasión estrenaban dos piezas de distinto cariz, aunque con nexos de unión bastante claros entre ellas, que nos brindaron un conjunto global muy disfrutable.
  En primer lugar asistimos al resultado del trabajo que Lali Ayguadé, bailarina y coreógrafa con un gran bagage ya a sus espaldas, ha realizado con los alumnos profesionales de la compañía. Saba Seed's parte de un duo que la barcelonesa creó con su propia compañía. Y trasladar el concepto que había desarrollado para dos bailarines a un grupo de dieciocho personas en el escenario tiene su mérito. Una pieza en la que no todo es tan evidente como parece. A mí, por ejemplo, me se me vinieron a la cabeza los hombres grises de Momo, y cómo no es necesario ser Josef K para verte involucrado en El Proceso. Pero cada uno puede sacar su propia interpretación y sus conclusiones, que en mi caso fueron alusivas al control del sistema sobre el individuo. Muy buen trabajo, en cualquier caso, de las bailarinas (eran todas chicas, excepto un chico), que nos transmitieron la fuerza de esta pieza con una gran solvencia.
  A continuación vino la segunda coreografía del programa, One to another, con Peter Mika y Diego Sinniger sobre el escenario. Ya el comienzo se envuelve de misterio, con un bailarín frente al otro y teniendo la sensación de que los dos son el mismo. Como si fuera el juego del espejo, parece que cada personaje tuviera delante de sí, a sí mismo. Un juego de búsqueda, de conflicto, de encuentros y desencuentros. Una cuerda, utilizada con recursos sencillos pero muy eficaces, marca el territorio donde la lucha se desarrolla. Un diseño de luces muy acertado rodea la acción enmarcándola en un punto suspendido del tiempo. La calidad de movimiento, la presencia escénica tan potente de los bailarines, la música que acentúa sus acciones, nos presentan a dos hombres que parecen uno solo. Y al final, esa simbiosis se produce, con una imagen final mientras se hace el oscuro, que impacta por su fuerza y su simbolismo.
  Gran trabajo, en resumen, el de la Compañía CobosMika a la que sólo queda felicitar por su propuesta y animarles a continuar adelante.



https://www.facebook.com/video.php?v=1040961695920363&set=vb.529599670389904&type=2&theater




viernes, 27 de febrero de 2015

Comediantes


   Hace pocos días fue noticia la entrega de los premios Oscar, que tanto eco produce, ya sea por motivos estrictamente cinematográficos como por otros más ajenos al séptimo arte, como el robo del Calvin Klein forrado de perlas... Resaltaron las crónicas al día siguiente de la gala, además de citar los principales premiados, el carácter reivindicativo que varios de los galardonados esgrimieron al recoger la preciada estatuilla. Y aunque en este blog me ciño, sobre todo, a las artes escénicas y no me refiero habitualmente a temas cinéfilos (aunque un servidor sienta amor verdadero por este lenguaje, que hace realidad los sueños en la gran pantalla), esta consideración sobre el discurso público que un intérprete, actor o actriz, comediantes todos, pueda desarrollar ante los medios, sí me parece merecedora de análisis.
  Poco antes de los Oscar, se entregaron los premios de nuestro cine patrio, los Goya. En tertulias que abordaban el tema durante esos días, más de un periodista criticaba la tendencia de algunos actores a utilizar el escaparate que pueda suponer una entrega de premios, para lanzar discursos de denuncia, criticar lo que consideren oportuno o apuntar con el dedo a los que crean responsables de problemáticas específicas de su sector o de otros sectores que afectan a la sociedad española. Se habló también de una especie de autocensura en la gala de este año, para aplauso de los tertulianos que citaba anteriormente, además de la explícita que conlleva el contrato que la Academia obliga a firmar a los actores encargados de entregar los premios: Carlos Areces se negó a firmarlo y se quedó fuera de la gala. 
  Pero ahora resulta que los actores que recogían los premios de la academia estadounidense critican una serie de realidades y, los mismos medios que desaprueban esa actitud en los actores españoles, dan el visto bueno a las estrellas de Hollywood. ¿Me pueden decir qué diferencia existe entre reclamar atención y medios para los enfermos de ELA o Alzheimer o para los afectados en España por la hepatitis C, siendo todos necesarios? ¿Tiene más autoridad la voz de Julianne Moore que la de una actriz española? ¿Es lícito que Patricia Arquette denuncie la discriminación entre hombres y mujeres en el sector -que la hay- y que aquí no pueda criticarse la vergonzosa política cultural de nuestro gobierno? Desde luego, a los que retiraban el libre derecho de los actores a expresarse por comparación con los colegas estadounidenses, el argumento ya no les vale. De hecho, siempre ha habido intérpretes en Estados Unidos muy comprometidos con diversas causas, siendo esto algo totalmente natural.




  El "no a la guerra" que tristemente tuvimos que gritar ante la implicación de nuestro país en la guerra de Irak, fue también coreado por artistas norteamericanos como Susan Sarandon, entre otros muchos. La cuestión es que, si consideramos la profesión como un modo de arte, resulta totalmente contranatural pedir a estos artistas que se queden callados. Un actor, un artista, desarrollará si realmente está implicado con su arte, una sensibilidad propia, un criterio propio, un modo de ver el mundo propio. Y eso es, precisamente, lo contrario de permanecer pasivo, de dejarse llevar por las conveniencias y de no expulsar lo que uno lleva dentro. Podremos decir que hay muchas maneras de decir las cosas, cierto; podremos asegurar que no es necesario insultar para critcar, por supuesto; podremos, incluso, pedir que en las galas se realice la crítica de modo conciso para no alargar la fiesta hasta las cuatro interminables horas que aburren a cualquiera... Pero lo que es seguro es que un intérprete ha de ser, sí o sí, crítico. ¿Cómo construir, si no, un personaje? ¿Cómo dotarlo de credibilidad entonces?
  En el fondo, eso es lo que molesta. Que halla ciudadanos críticos. Ya sean actores o fontaneros, cantantes o  ingenieros, escritores o cocineros. Y que los actores, los comediantes, hallamos sido un elemento incómodo, no es casual. En toda la historia de la literatura dramática encontramos la réplica crítica al discurso ofcial, la denuncia del poder desmedido, la sátira del mediocre en su poltrona. Intentar alargar más la tradición del cómico de la legua, alejarnos del ágora, querer amordazarnos es inútil. Hay múltiples formas de hacerlo, lo sabemos, desde el drama o la comedia, el musical, la performance, con títeres o con textos clásicos... pero siempre los actores han hablado de su tiempo y creo que es su obligación que una alfombra roja no sea, sólo, un desfile de alta costura.

http://www.fotogramas.es/Noticias-cine/Carlos-Areces-Me-senti-como-el-nino-de-una-novela-de-Dickens#

Y aquí os recomiendo una columna de David Trueba relacionada con este tema:
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/12/26/television/1388085467_788263.html



jueves, 8 de enero de 2015

AUZOLAN. Escuela Navarra de Teatro


  Como suele ser habitual, la última obra de teatro que vi antes de que acabara el año, fue el indispensable cuento de Navidad de la Escuela Navarra de Teatro (ENT). Una cita obligada en el ocio navideño de la capital navarra. Como siempre, acudí el 26 de diciembre, día del estreno, y supuso también un encuentro con muy buenos recuerdos. Me viene a la mente la experiencia que pude disfrutar, siendo alumno hace muchos años, sobre esas mismas tablas; poner en pie, junto a compañeros y profesores, el texto ganador del certamen que la misma Escuela organiza, y representarlo en el escenario durante las fiestas.
  La obra ganadora de la última convocatoria, y que pudimos ver estas navidades, lleva por título Auzolan, de la autora pamplonesa Naiara Sánchez. Los encargados de darle vida, los alumnos de segundo curso, un elenco estupendo dirigido por Ramón Vidal. La verdad es que me lo pasé muy bien con la función. Una historia en la que un grupo de amigos rememora una vieja aventura del colegio, en la que, para salir de un buen embrollo, aprenden el valor del trabajo y el esfuerzo en equipo. Creo que el mensaje que encierra la obra es muy adecuado para los niños de hoy en día, ya que el individualismo y el egoismo me parecen cuestiones muy preocupantes de la sociedad actual. Asistí a la representación con unos amigos, acompañados de sus hijos, de entre 4 y 9 años de edad, y todos los peques estuvieron en todo momento enganchados a la historia. Y lo cierto es que el grupo actoral nos hizo pasar una tarde muy divertida. Me encantó ver el nivel tan bueno de los intérpretes, lo bien que defendía cada uno su personaje, y cómo nos hacían meternos dentro de ese aula tan bien recreada por medio de una escenografía muy imaginativa desde su sencillez.
  En el descanso de la función, el tradicional chocolate con bizcochos que la Escuela siempre ofrece. Y, al terminar, la felicidad que uno se lleva puesta tras asistir a la fiesta del teatro. Una fiesta que los profesionales de la ENT, llevan casi treinta años defendiendo con su trabajo y su esfuerzo. Nunca se valorará lo suficiente, la gran cantera de actores y grupos que ha sido y es la Escuela, la cantidad de proyectos surgidos desde la calle San Agustín, la aportación de este centro a la vida teatral de Pamplona y del resto de la comunidad.
  Yo el año que viene volveré a repetir, y espero que muchos más. Seguiré disfrutando de este auzolan que es el teatro y que tan bien se nos muestra en propuestas como esta.