El corazón hambriento como el mar. Festival SURGE. Teatro El Umbral de Primavera. Octubre 2020

martes, 17 de enero de 2017

Páncreas

  En su despedida de los escenarios madrileños (segunda temporada en el Teatro Amaya tras una primera en el teatro Valle Inclán), y antes de comenzar gira por otras ciudades españolas, "Páncreas" nos deleitó con hora y media de comedia sobresaliente, con dramaturgia inteligente e interpretaciones de gran altura. El texto firmado por Patxo Tellería, versión propia del que originalmente escribió en euskera ("Pankreas", Tartean Teatroa 2015) es la base sobre la que el resto de ingredientes conforman un plato escénico con el que chuparse los dedos. Aunque la obra es muy divertida y en muchos momentos la carcajada es inevitable, los asuntos que trata son cosa seria: no en vano, el autor la subtituló como "Tragicomedia de vida o muerte o cómo juega a veces la suerte". Escrita en verso, aunque con un lenguaje muy actual, la rima aumenta incluso el efecto cómico de este disparatado manjar. Pero como ya decía, entre risa y risa la obra nos plantea cuestiones como hasta dónde llegaríamos por un ser querido, las manipulaciones que podemos llegar a hacer por conseguir el afecto de los demás o los límites de la generosidad.
  Los tres actores que la interpretan aportan, sin duda, el condimento exacto para que la receta funcione. Cada uno de ellos guisa su personaje dándole el punto justo y juntos hacen que los aromas de la comedia floten por el escenario incluso hablando de la propia muerte. Para quienes no conocíamos su faceta de músico, sorprende Fernando Cayo, que aporta la ambientación musical adecuada por medio del piano y se revela como un gran cantante-intérprete. Ilusión especial también me hizo ver de nuevo sobre las tablas a José Pedro Carrión, con quién tuve la suerte de hacer un curso hace unos años y de quien guardo un grato recuerdo, sobre todo por la contagiosa pasión que transmitía por el oficio de comediante. Sustituye a Santiago Ramos, que tuvo que dejar el montaje por problemas de salud , y fue la productora del espectáculo Concha Busto (coproducido junto al CDN) quien le llamó para la obra. Ambos, José Pedro y Concha (recuerdo también una charla inspiradora que ella nos ofreció sobre producción en la Aisge organizada por la Unión de Actores), ya se encontraban antes de este "Páncreas" en el retiro de su jubilación, pero el veneno del teatro que muchos conocemos les hizo embarcarse de nuevo en esta última (ojalá penúltima) aventura.
  Como colofón, para los postres, el elenco nos brindó una habanera que tras salir del teatro resonaba todavía, y en nuestro canturreo se delataba que habíamos disfrutado de una gran tarde de teatro.


  

  

miércoles, 11 de enero de 2017

El techo de cristal. Anne y Sylvia

  A finales de los años ochenta el autor británico Martin Millar publicó la novela "Lux el poeta". Narraba las peripecias de un joven poeta punk, en su esfuerzo porque alguien se detuviera a escuchar sus poemas, cosa que nunca conseguía. En aquellos postrimeros años de mi adolescencia, aquel librito me divirtió con su humor irreverente, todo su imaginario "underground" y el encanto de su protagonista, Lux. Aquel joven poeta de cresta anaranjada se declaraba, entre otras cosas, fan de Sylvia Plath.
  

  Este fue el primer encuentro que tuve con la escritora norteamericana, la primera vez que supe de ella. Mi curiosidad se despertó y quise saber más de su persona, además de conocer su obra. Conseguí entonces la magnífica biografía sobre la escritora editada por Circe, y durante mucho tiempo se convirtió para mí en libro de cabecera, un encuentro que supuso en aquel momento un antes y un después en mi relación con la poesía, con el arte y con la vida propia.
  Recuerdo un día, aún viviendo en casa de mis padres, en el que hubo un pequeño temblor de tierra. Yo me encontraba precisamente apoyado en una ventana, y noté perfectamente cómo se movía el edificio. Naturalmente, en mi familia irrumpieron los nervios y el miedo, aunque sólo hubieran sido unos pocos segundos de sacudida. Pero mi terremoto interior en aquella época no lo medía la escala de Richter, y entre la confusión del momento yo sólo quería escapar de aquel lugar. Tomé la biografía de Plath que estaba leyendo entonces y salí de casa, cruzándome con vecinos que habían salido a la calle y hacían corrillo unidos por el temor. Me alejé paseando del barrio hasta que encontré un lugar donde sentarme y calmar mi temblor interno a través de las páginas del libro.
  Han pasado más de veinticinco años de aquello, y la obra y figura de Sylvia Plath han continuado durante este tiempo replegándose y descubriéndose ante mí en diferentes formas y ocasiones. La última de ellas, como inesperado regalo para la noche de Reyes, sucedió el pasado viernes 6 de enero.

  En la madrileña sala Nave 73 (que sigue acertando con su cuidada programación) asistí a la función de "El techo de cristal. Anne y Sylvia" de la compañía La Pitbull Teatro, en la que se recrea el encuentro entre Sylvia Plath y Anne Sexton, otra gran poeta norteamericana, a raíz de la participación de ambas en un taller de escritura impartido por el también poeta Robert Lowell. Así, la obra nos traslada al Boston de 1959, donde estas escritoras se conocieron y se reconocieron la una en la otra, y una muy interesante dramaturgia, obra de Laura Rubio Galletero, nos hace imaginar las conversaciones entre ambas en el bar del hotel Ritz. Apurando un dry Martini tras otro, las protagonistas nos envuelven con sus reflexiones acerca de la vida y el hecho creativo, todo ello planteado desde un necesario punto de vista feminista. Y es que el techo de cristal al que hace referencia el título del montaje continúa existiendo, por desgracia, y aquellas escritoras se debatían entre potenciar su talento y carrera profesional (la búsqueda del poema perfecto) o cumplir obedientemente el papel de madres y amas de casa que la sociedad les reclamaba. 
 Pero lo mejor de la propuesta (puesta en escena a cargo de Cecilia Geijo) es que este diálogo no se queda en el plano meramente intelectual, sino que presenciamos un verdadero hecho teatral donde las ideas se ponen a disposición de la acción dramática. La escenografía y los sucesivos cambios de espacio aportan dinamismo, el acertado diseño de iluminación consigue el clima adecuado y todo ello queda envuelto por ritmos de jazz: comenzar y terminar el espectáculo con la maravillosa Nina Simone no parece que haya sido una decisión arbitraria. Un logro destacado es también que la obra funciona al margen de que el espectador conozca o no la biografía de Sylvia Plath y Anne Sexton, interpretadas respectivamente por Montse Gabriel y Luzía Eviza, ambas convincentes y emocionantes. 


  La paradoja del espectáculo (teatro y paradoja son compañeros de viaje) es que la vida y obra de estas dos grandes mujeres, a pesar de estar marcadas por el dolor (muerte prematura del padre, trastornos psicológicos, suicidio, negación y ocultación de su talento desde el machismo circundante...), se convierten sobre el escenario en un canto a la vida, a la amistad y a lo intensamente fecunda que puede ser el alma humana.
http://www.lapitbullteatro.com/
https://es-la.facebook.com/pitbullteatro/
http://nave73.es/portfolio-item/el-techo-de-cristal/