martes, 16 de noviembre de 2010
nieuwZwart.
En "Hijos de los hombres" (Alfonso Cuarón, 2006), el personaje que interpretaba Michael Caine dice escuchar música clásica en una secuencia de la película. La acción transcurría en el año 2027 y lo que podíamos oir era King Crimson y Radiohead; esa era la música "clásica" en ese hipotético futuro. Un futuro no tan lejano, que nos llena de desasosiego tal y como hace Wim Vandekeybus, coreógrafo belga que este fin de semana nos visitó dentro del festival Madrid en Danza. Y tal vez, si en 2027 se pensara en los clásicos del cambio de siglo en las artes escénicas, apareciera su compañía Ultima Vez. En su espectáculo "nieuwZwart" ("Nuevo negro", en neerlandés) los siete intérpretes hacen honor al nombre de su formación. Salir al escenario como si no fuera a haber una próxima vez, entregarse al momento único de la representación. Noventa minutos de una exigencia física extrema (teatro físico, sí, aquí el término se llena de sentido) en los que los bailarines adoptan una organicidad subyugante. Nos conducen hacia nuestros propios instintos, muchas veces incontrolables, animales. Somos mamíferos chocando contra la misma piedra. Un espacio escénico y un diseño de luces acordes, envuelven la historia como la niebla que se introduce en un túnel sin luz al final. Y la música en directo del trío dirigido por Mauro Pawlowski, post-rock en la forma, progresivo en los desarrolllos y free jazz en el espíritu, completa un cuadro tan incómodo como irresistible.
http://www.ultimavez.com/
www.madrid.org/madridendanza
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