Escribir una obra de teatro no es fácil, y que ésta dure quince minutos, trascienda la anécdota y quede redonda, lo es más si cabe. Y la comedia que hemos podido disfrutar en Microteatro Madrid, el conocido espacio de la calle Loreto y Chicote, reúne todas las características antes citadas. Porque, a pesar de su tono cómico, la pieza aborda un tema en el que el conflicto mostrado, nos provoca algo más que risa. Cierto es que la situación se lleva a un extremo, de ahí su gran comicidad. Pero no por ello dejamos de sorprendernos, igual que esa hija que ve como el empoderamiento adquirido por su padre a través del teléfono móvil la desplaza del estatus que ocupa dentro de su propia familia. Y por debajo de todo esto subyace, aunque sea a través de la caricatura, una mordaz lectura sobre las relaciones que hoy en día establecemos a través de aplicaciones y redes sociales. Así, la llamada economía colaborativa, colabora en este caso al distanciamiento absurdo entre un padre y una hija.
Los personajes los bordan Ángel Savín y María Kaltembacher; él, totalmente creíble en su afán de ridículo ascenso empresarial y ella muy convincente ante el descuadre personal y el asombro que le genera la disparatada situación. El texto de Almudena Vázquez, quien también dirige la obra, tiene algo de comedia berlanguiana, por su tipo de humor y por cómo nos presenta el conflicto. Y más si trazamos una línea imaginaria a través del tiempo, ya que el genial director nació y se crió en Valencia, ciudad de la que proceden los personajes y destino último al que quieren regresar.
Tiene algo de espíritu fallero este "BlaBlaDad", mas a este ninot desde luego hay que indultarlo, ya que con él, el público tiene el disfrute asegurado.
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