Después de algún que otro fallo técnico y nervios de la primera función en Pradillo, las dos siguientes han resultado redondas. Cómo puede cambiar una misma obra de un bolo a otro... Hemos tenido mucho éxito de público, y los niños han participado jaleando a la niña valerosa hasta conseguir su objetivo. Igual que nuestro querido personaje, seguimos empeñados contra viento y marea en perseguir nuestros sueños y hacerlo junto a quien queremos. Hoy más que nunca, a pesar de las adversidades, nos empeñamos en defender los viejos oficios: el de titiritero, el de comediante, el de trovador... Desde aquí deseo mucha mierda a todos los compañeros en este año difícil que nos espera, con el convencimiento de que ninguna crisis podrá robarnos la ilusión y las ganas de seguir jugando y aprendiendo.
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