El corazón hambriento como el mar. Festival SURGE. Teatro El Umbral de Primavera. Octubre 2020

lunes, 7 de marzo de 2022

Palabras de caramelo

 


  Hace una semana tuvimos la suerte de que el Centro del Títere de Alcorcón recuperara esta bella pieza de la compañía Títeres María Parrato. La obra, basada en el libro de mismo título del autor valenciano Gonzalo Moure, obtuvo el premio Mejor Espectáculo en FETEN 2009 (ex aequo con "La casa del abuelo" de La Rous).
  Quien conozca alguna de las obras creadas por el grupo segoviano sabe que, aunque pasen los años, la huella que dejan permanece. Todavía me emociona recordar cuando les descubrí con otro de sus montajes, "No te asuste mi nombre". Se quejaba María José Frías, alma máter de la formación, en un encuentro programado en la pasada edición del festival Titirimadroño, de que habían debido enfrentarse en muchas ocasiones al comentario de "esto no es para niños". Aquella misma tarde también definió su forma de trabajar, de construir sus espectáculos, como "laboratorio de proceso vital". Me parece una preciosa manera de afrontar el hecho creativo y, conociendo sus propuestas escénicas, totalmente adecuado al resultado lírico y profundo que consiguen. Puedo asegurar que el niño que llevo dentro no deja de sonreír y emocionarse ante sus hallazgos. También pude comprobar que a las niñas y niños que se sentaban delante mía viendo el otro día "Palabras de caramelo" les ocurría exactamente lo mismo. Hay vida más allá de los CantaJuegos.
  María José pisa la arena de un campamento saharaui, nos dice "hay una historia, hay una historia". El viento del desierto la despliega y la pone ante nosotros. La historia de Kori, un niño sordo que aprende a leer los labios y, así, encuentra un amigo en Caramelo, un camello que se convierte en dulce compañía. Una historia de amistad y de crecimiento en la vida.
  Podría parecer que el uso de los diferentes elementos que van transformando la escena, la utilización de objetos cotidianos, en número reducido y calidad casi rudimentaria, fueran sinónimo de puesta en escena y manipulación sencilla. Sin embargo, detrás de todo ello se adivina un gran trabajo técnico, preciso, meticuloso, desbordante de imaginación y de verdad. 



  La compañía recibió en 2016 el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud. Un reconocimiento a una trayectoria poco común en este país, pero que debería ser ejemplo de rigor y sensibilidad en el trabajo teatral dirigido a los más pequeños.






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