domingo, 19 de marzo de 2017

Sin palabras (se las llevó el aire...)

  Cada año esperamos con expectación el inicio de Teatralia, siempre cargado de propuestas muy interesantes en cuanto a creaciones escénicas dirigidas a niños y jóvenes. Esta temporada el arranque del festival ha coincidido con una agria polémica que ha removido la escena teatral madrileña. A mí, personalmente, me ha dejado un regusto bastante amargo el enfrentamiento entre distintos actores de la vida teatral de mi ciudad. No es mi intención extenderme aquí y ahora sobre el tema de las Naves del Matadero, aunque sí quiero reseñar que me hubiera gustado encontrar más diálogo y capacidad de entendimiento por todas las partes: si todos nosotros consideramos el escenario un lugar de encuentro y crisol de realidades, deberíamos saber trasladarlo a nuestra actividad cotidiana.
  Vuelvo al motivo de esta entrada. En el Teatro Pradillo volví a ser niño por espacio de media hora (o un adulto que no reniega del niño que lleva dentro) con LaSal Teatro y su espectáculo "Sin palabras (se las llevó el aire...)". Sugerente en muchas capas de percepción, la obra es conducida por dos personajes que por medio del juego, del descubrimiento y la sorpresa, experimentan la existencia del aire, del viento y todo lo que ello provoca. La obra está cargada de imágenes poéticas y forma una partitura perfectamente interpretada por Inma González y Eva Castillo. La primera aporta además su bonita voz para cantarnos sonidos recién nacidos, y la segunda nos demuestra su capacidad de bailarnos los sueños que aún no hemos tenido... Todo ello acunado por la música de Daniel Maldonado "Sam", evocadora y de colores reconocibles, y la bella escenografía e iluminación a cargo de Isa Soto y Juan Carlos Tamajón respectivamente.
  La importante trayectoria de esta compañía granadina y su compromiso con la creación artística sin ignorar la proyección pedagógica de su trabajo, nos brindan sobre el escenario una experiencia para disfrutarla con todos los sentidos. Una maravilla, creada y dirigida por Julia Ruiz Carazo, de la que disfrutamos todos sin importar la edad que tengamos. Y lo cierto es que en el ámbito de la creación escénica para niños, un segmento que muchos compañeros teatreros todavía consideran como de "segunda división", se dan muchas de las propuestas más creativas, originales y ricas en contenido de lenguaje teatral. Teatro sin texto, físico, experimental (de la experiencia) y además libre de dogmas y coartadas intelectuales es el que en muchas ocasiones lleva el sobrenombre de infantil. Un terreno fértil donde la libertad crativa nos regala frutos muy sabrosos como el que hoy os invito a saborear.

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