viernes, 25 de marzo de 2016

Cenizas.

   No tuve oportunidad de ver esta descarnada obra hasta ahora, por lo que me alegró saber que, a mi llegada a Madrid, se había programado en el Teatro Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa. La Companya Arcàdia representa sobre el escenario el momento en que dos hermanos, Ruth y Jacob, reciben la noticia de la muerte de su padre. A partir de este desencadenante, la obra nos muestra a unos personajes que, durante un día y medio, tratarán de entenderse entre ellos, entenderse a sí mismos y tratar de encajar sentimientos y pulsaciones que son incapaces de expresar. Existe un tercer hermano, Abel, al que se alude como única persona de la familia que ha sabido prosperar y adaptarse a esta sociedad competitiva que nos ha tocado vivir. Sin embargo, al hermano perfecto no lo vemos, en escena sólo están los perdedores. De las resonancias bíblicas (Abel, el hijo perfecto; Jacob, el mentiroso enfrentado al primogénito) escapa Alba, pareja de Abel, que acompaña a Ruth y Jacob en este duelo. Duelo entendido tanto en su acepción de combate, como en la de aflicción y dolor. El galardonado texto de Llàtzer García enfrenta a estos personajes hasta el límite, donde las barreras de amistad y parentesco parecen desaparecer. La interpretación de Marta Aran, Laura López y Guillem Motos resulta muy convincente, pese a lo visceral y extremo de alguna situación a lo largo de la obra (lo de los trofeos de atletismo no termina de ser creíble) y defienden un texto que convierten en palabras sinceras de alto voltaje emocional.
  La música compuesta para el espectáculo por The New Raemon, aporta el contrapunto de serenidad por medio de sus melancólicas canciones, banda sonora para unos personajes que a pesar del daño que la vida les hizo, admitiendo su debilidad se hacen fuertes para continuar peleando.

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