Tarde de danza contemporánea ayer domingo en el teatro La Gorga, de Palamós. La compañía residente CobosMika continúa con la encomiable labor de construirse una sólida trayectoria, tanto en su vertiente como escuela como en la de grupo profesional, confirmada con su presencia en muchos escenarios europeos. En esta ocasión estrenaban dos piezas de distinto cariz, aunque con nexos de unión bastante claros entre ellas, que nos brindaron un conjunto global muy disfrutable.
En primer lugar asistimos al resultado del trabajo que Lali Ayguadé, bailarina y coreógrafa con un gran bagage ya a sus espaldas, ha realizado con los alumnos profesionales de la compañía. Saba Seed's parte de un duo que la barcelonesa creó con su propia compañía. Y trasladar el concepto que había desarrollado para dos bailarines a un grupo de dieciocho personas en el escenario tiene su mérito. Una pieza en la que no todo es tan evidente como parece. A mí, por ejemplo, me se me vinieron a la cabeza los hombres grises de Momo, y cómo no es necesario ser Josef K para verte involucrado en El Proceso. Pero cada uno puede sacar su propia interpretación y sus conclusiones, que en mi caso fueron alusivas al control del sistema sobre el individuo. Muy buen trabajo, en cualquier caso, de las bailarinas (eran todas chicas, excepto un chico), que nos transmitieron la fuerza de esta pieza con una gran solvencia.
A continuación vino la segunda coreografía del programa, One to another, con Peter Mika y Diego Sinniger sobre el escenario. Ya el comienzo se envuelve de misterio, con un bailarín frente al otro y teniendo la sensación de que los dos son el mismo. Como si fuera el juego del espejo, parece que cada personaje tuviera delante de sí, a sí mismo. Un juego de búsqueda, de conflicto, de encuentros y desencuentros. Una cuerda, utilizada con recursos sencillos pero muy eficaces, marca el territorio donde la lucha se desarrolla. Un diseño de luces muy acertado rodea la acción enmarcándola en un punto suspendido del tiempo. La calidad de movimiento, la presencia escénica tan potente de los bailarines, la música que acentúa sus acciones, nos presentan a dos hombres que parecen uno solo. Y al final, esa simbiosis se produce, con una imagen final mientras se hace el oscuro, que impacta por su fuerza y su simbolismo.
Gran trabajo, en resumen, el de la Compañía CobosMika a la que sólo queda felicitar por su propuesta y animarles a continuar adelante.
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