Era una tarde en la que parecían arreciar los nubarrones de la preocupación. Este tiempo tan cambiante puede provocar marejada en cualquiera, es cierto. Por fortuna, Luz y Marcello tenían el remedio para que olvidáramos estas preocupaciones y ayer nos brindaron una historia entrañable. Estos mágicos personajes, como mágico es el mismo amor, se conocen por accidente. Y nunca mejor dicho; pero un accidente lleno de ilusiones y buen humor.
Periferia Teatro realiza en Nube Nube un trabajo de trazos poéticos, siempre estucado con risa y sonrisa. Los amores imposibles también pueden revestirse de ternura.
Cada detalle está muy cuidado, y se agradece, tanto en la parte estética como en la manipulación e interpretación. Mariso e Iris nos llevan por la historia creando el clima adecuado para su desarrollo; además de geniales titiriteras, no descuidan sus facetas narradora y de actriz (me gustó, especialmente, el cuidado puesto en las voces) y llegan a descubrirse como estupendas maestras de ceremonias del circo donde los protagonistas se reencuentran.
Los cincuenta minutos del espectáculo se nos pasan entre nubes, sin enterarnos, y nos muestran que a pesar de las tormentas que podamos encontrar, el verdadero amor siempre es refugio y siempre nos ofrece su capacidad de comprender.